Evolución de las frutas subtropicales en la costa andaluza
La bondad del clima en el litoral de las provincias de Málaga y Granada, con inviernos suaves y temperaturas moderadas en verano, permiten el establecimiento de una notable variedad de plantas subtropicales.
Desde las especies más populares como el mango, el aguacate o la chirimoya, hasta aquellas otras más exóticas como la papaya, la piña o el litchi.
Aunque tampoco podemos dejar atrás otras menos conocidas por el gran público, y no por ello menos valiosas, como son: la carambola, las tunas (chumbera), la pitaya, guayaba y un largo etcétera.
Tras muchos años de expansión de las frutas tropicales a lo largo de toda la costa andaluza, y habiéndose constatado el fuerte aumento de la superficie cultivada durante todo este tiempo, en la actualidad, la fruticultura tropical se encuentra plenamente consolidada.
Así, esta misma expansión del cultivo es la que ha propiciado a su alrededor el desarrollo toda una compleja actividad industrial, comercial e investigadora. Necesarias para hacer de ello un sector económico viable y creciente.
Cambio de rumbo estratégico
Si bien, durante los últimos años, el sector se ha encontrado en fuerte competencia con la ocupación inmobiliaria y la construcción. En estos momentos tan críticos que vivimos —envueltos en nuestra crisis particular— resulta más confiable una tarea productiva a medio y largo plazo que no la simple especulación urbanística, centrada a corto. Lo que se ha demostrado insuficiente para sostener la imprescindible productividad de nuestra economía.
La oportunidad para incidir en un mayor desarrollo del cultivo de frutas subtropicales en la Costa del Sol, parece bastante clara.
De una parte, a nivel global, con la creciente demanda de frutas frescas y el interés particular que ofrecen las frutas exóticas. No sólo por su variedad, sino también, y de manera muy especial, por los aportes nutricionales tan completos que proporcionan para el organismo.
De otra, en el ámbito local, donde cabe tener en cuenta la enorme capacidad de consumo del sector turístico. Así como, su interés por poder disponer de frutas subtropicales de calidad. Quizá en menor cantidad, pero incluso aún mejor, si se pueden obtener directamente del productor.
Nuevas opciones para diversificar los cultivos
Por último, y al margen de las frutas subtropicales, está adquiriendo especial interés el cultivo del algarrobo.
Una especie perfectamente adaptada, tanto al clima como a la orografía de la provincia. Además, con excelentes expectativas económicas y laboreo de bajo mantenimiento.
Esta opción es más que intresante desde dos puntos de vista. Por una parte, el alto precio que viene alcanzando el fruto del algarrobo. Por otra, su alto valor para la reforestación de suelos desprotegidos en la lucha contra el cambio climático.